Democratización de la gestión del agua como forma de reivindicar un modelo público: la experiencia de Tamil Nadu

La experiencia de Tamil Nadu ilustra cómo la colaboración entre cargos públicos y ciudadanos puede garantizar un acceso equitativo y sostenible a los recursos hídricos.

No es la historia de un movimiento de lucha por el agua impulsado por activistas sociales que protestaban contra la privatización de las empresas o por la falta de suministro a los sectores más pobres. Se trata de la experiencia de una empresa pública de agua que se dio cuenta de que la creciente crisis hídrica se tenía que abordar desde una perspectiva muy distinta a la adoptada por antiguas estrategias de reforma y de que `democratizar la gestión del agua’ exigía un cambio de actitud por parte de los ingenieros de la empresa y de la comunidad. Es también una historia que ilustra cómo la verdadera colaboración entre cargos públicos y ciudadanos no sólo puede conseguir garantizar un suministro de agua equitativo para todos, sino también preservar los recursos naturales y asegurar una gestión sostenible del agua.

La Junta de Suministro de Agua y Alcantarillado de Tamil Nadu (TWAD por sus siglas en inglés) es la única agencia gubernamental encargada del suministro de agua de todo el estado de Tamil Nadu, con la excepción de la ciudad de Chennai. A principios de 2004, la TWAD tuvo que enfrentarse a una severa escasez de agua, fruto de la continua sequía, de unos niveles freáticos muy deprimidos por años de extracción incontrolada de las aguas subterráneas, y de la falta de conservación de los recursos hídricos. A todo esto, se sumaban los cambios que estaba experimentando el propio sector público del agua, al que las instituciones financieras internacionales acusaban de ser responsable de la crisis. Estas instituciones exigían a los gobiernos que reestructuraran las empresas públicas, lo cual significaba desmantelar los organismos públicos de agua y traspasar sus funciones a otras agencias no gubernamentales o a empresas privadas.

Cuando se empezó a plantear el problema de la crisis en la empresa, los ingenieros hídricos se dieron cuenta de que la situación requería soluciones drásticas; soluciones que debían empezar por ellos mismos y, después, poco a poco, ir incluyendo a la comunidad. Era imposible introducir cambios a menos que la TWAD decidiera apostar por ellos. También se fue tomando conciencia de que los ingenieros debían evaluar su propio papel en la crisis hídrica. En este sentido, debían valorar sus puntos fuertes y débiles, y analizar qué impedía que se construyera una auténtica colaboración con la comunidad. Igual de apremiante era la necesidad de trabajar con la comunidad para encarar cambios de actitud y de perspectiva en el grueso de la sociedad civil, de modo que las comunidades pudieran asumir mayores responsabilidades en el control y la administración de los sistemas de agua.

El proceso de cambio iniciado por la TWAD y bautizado como `Democratización de la gestión del agua’ se centró en tres cuestiones básicas: (i) llegar a los excluidos, como forma de garantizar la (ii) igualdad (poniendo el acento más inmediato sobre una distribución equitativa) y siguiendo unos (iii) principios de justicia social.

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